Bonduelle es conocido en toda Europa desde hace más de un siglo, y en América del Norte desde hace una década, por sus alimentos frescos, en conserva o congelados y por sus platos preparados. El grupo, que envasó sus primeros guisantes en 1926, actualmente trabaja con 50 verduras de base y 500 variedades diferentes. Implantado en Hungría desde principios de los años 1990, Bonduelle amplía sus actividades en el país en 2012 con la adquisición de una planta de conservas local, Kelet-Food. Desde el año 2010 la normativa húngara es más estricta en cuanto al tratamiento de las aguas residuales y de todo tipo de contaminantes antes de su vertido en el medio ambiente. Así que después de esta adquisición Bonduelle debía mejorar el tratamiento de sus efluentes.
La conformité, une valeur ajoutée
La reglamentación húngara
Hungría se integró a la Unión Europea en mayo de 2004. Dentro de su proceso de adhesión tenía que, antes de finales del 2015, respetar la directiva de 1991 relativa al tratamiento de las aguas urbanas residuales. El país ya disponía de su propia reglamentación en materia de protección del medio ambiente, adoptada el 1995. Al igual que Rumanía, Hungría decidió implementar leyes más estrictas en materia de tratamiento de las aguas residuales en el conjunto de su territorio. El país adoptó el 2011, en el marco de la ley de suministro de agua, una reglamentación más severa para mejorar el tratamiento de las aguas residuales y la protección de los recursos naturales, y una serie de medidas relativas al cobro de los costes y al principio del contaminador-pagador. Empresas como Bonduelle, que utilizan agua en su proceso de fabricación, están obligadas a respetar las normas húngaras.
Para dar respuesta a estas exigencias Bonduelle decide construir una planta de tratamiento de aguas residuales en su planta de Nagykorös. Una vez terminada la operación, la empresa solicita los servicios de Veolia para optimizar el proceso de tratamiento y reducir sus emisiones de carbono. Los expertos de Veolia proponen utilizar los lodos extraídos de las aguas residuales de la fábrica de Nagykorös para producir biogás y utilizarlo para generar el calor y el vapor necesarios para las actividades de la fábrica. Hasta este momento para producir vapor se utilizaba gas natural. La idea de utilizar el biogás presenta una doble ventaja, permite reducir las emisiones de dióxido de carbono y también la factura energética de Bonduelle.
“El biogás es sin lugar a dudas mucho mejor para el medio ambiente que el gas natural”, destaca Tibor Lukács, director de Servicios Energéticos Industriales de Veolia en Hungría. “Antes de su transformación, la planta tenía importantes problemas relacionados con los vertidos de agua. Un punto negro que se solventó con la construcción de una planta de tratamiento de aguas residuales. Luego estaba el tema del biogás, que al quemarse generaba un impacto negativo en la calidad del aire. Así que propusimos recuperar el biogás procedente de la metanización de los lodos de la estación depuradora. Este biogás, mezclado con gas natural, se transforma en vapor en una caldera de emergencia que no se utilizaba mucho. El vapor sirve para producir calor para calentar la fábrica y alimentar diferentes procesos de fabricación. “ Bonduelle ha podido reducir el 17% de su factura energética, ahorrar el consumo de 350.000 m3 de gas natural y evitar la emisión de 650 toneladas de CO2 cada año.




Adaptación de un modelo ganador
La técnica paso a paso
La planta de Nagyköros utiliza a la vez bacterias aerobias y bacterias anaerobias. La contaminación de las aguas residuales es una fuente de alimento para las bacterias, que eliminan la contaminación absorbiéndola. En un entorno acuoso y en ausencia de oxígeno disuelto en la columna de agua, las bacterias anaerobias consumen la demanda química de oxígeno, es decir, la parte orgánica de la contaminación presente en el agua, y la convierten en moléculas más simples, como azúcares, alcohol, ácidos, diferentes formas de nitrógeno, dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4). En una segunda fase, en presencia de oxígeno disuelto, las bacterias aerobias consumen estas materias orgánicas y eliminan las diferentes formas de nitrógeno. El resultado obtenido es un efluente totalmente limpio, depurado por vía biológica. La parte anaerobia de la planta forma una especie de circuito de agua cerrado que permite recuperar el metano (biogás), y luego enfriarlo y comprimirlo antes de introducirlo en la caldera para producir vapor.
Tras los éxitos obtenidos en Nagyköros, Bonduelle y Veolia trabajan desde el 2014 en un proyecto similar para la planta de Békéscsaba. Con una diferencia, esta planta no tenía ninguna caldera de emergencia. Así que Veolia propuso renovar las dos calderas de la planta y destinar una de ellas al uso combinado de gas natural y biogás. El poder calorífico del biogás es inferior al del gas natural, por este motivo, este proyecto requirió el uso de un regulador especial para mezclar el gas natural y el biogás y así obtener una producción uniforme. Resultado: una disminución del 16 % de los costes energéticos y el 95 % de biogás recuperado y utilizado para suministrar vapor a la planta.
Ákos Turján
director de Desarrollo Sostenible en Bonduelle
“En general, las técnicas de acondicionamiento requieren una gran cantidad de agua dulce, especialmente para lavar las verduras, y generan un importante volumen de aguas residuales. Hasta el 2011 nuestra planta de Nagykorös enviaba todo este volumen de aguas residuales al municipio vecino, pagando sumas importantes de dinero para que los equipamientos de depuración municipales las trataran. Pronto nos dimos cuenta de que el municipio ya no podría asumir todo el volumen y que, además, el efluente del río comenzaba a estar contaminado. Optamos por solventar nosotros mismos el problema antes que confiarlo a la ciudad, puesto que las dos tecnologías de tratamiento del agua residual, la del municipio y la industrial, son muy diferentes. Las nuevas reglamentaciones húngaras nos dejaron el tiempo necesario para encontrar una solución. A principios de la temporada, el 2011, comenzamos los ensayos de simulación para nuestra nueva planta de tratamiento de aguas residuales. Desde entonces, hemos progresado en términos de procesos industriales y de reglamentación nacional.”